Crecen un 26% las atenciones de Cáritas Diocesana de Tenerife a familias al borde del desahucio

Stop desahucios

Cáritas Diocesana de Tenerife ha aumentado en torno a un 26% la atención a familias al borde del desahucio. Según su director, Juan Rognoni, el estallido de la crisis ha hecho que personas que antes contaban con una «cierta normalidad económica», ahora vean el alquiler como inasumible. «Mediamos con los propietarios, con las entidades bancarias… Intentamos analizar caso a caso», explica el dirigente en alusión al proyecto Base 25, que se dedica a trabajar con familias en situación de exclusión residencial.

Rognoni reconoce que «hay éxitos» contra los desahucios pero reconoce que «la realidad es que es tan gran la demanda que hace falta mucha ayuda y muchos recursos». En este sentido, apunta que el futuro inmediato de Canarias pasa por un plan habitacional con el que «la vivienda tiene que pasar a ser un derecho».

Sinhogarismo

En otro orden, la entidad social apunta al sinhogarismo como una de las situaciones que están proliferando en la Isla. Los primeros estudios de Cáritas Diocesana de Tenerife apuntan que unas 500 personas no tienen un techo bajo el que vivir. «Están saliendo datos realmente alarmantes», asegura el director, a la vez que sitúa las zonas de costa como las que más afectados registran. «Hay una imagen muy llamativa, un mapa en el que se van marcando los focos y haciendo un recorrido por el litoral. Con más o menos personas, pero en todo el litoral hay situaciones de este tipo».

Asimismo, Rognoni apunta a la invisibilidad y a las nuevas realidades que han surgido a raíz de la pandemia: «El que vemos es el que está en la acera, el que nos pide una moneda, pero luego hay muchas personas que están ocultas en edificios semiderruidos o en un barranco. A veces ni siquiera saben que tienen derecho a una prestación».

 

                                                                                                    Noticia publicada por Radio Club Tenerife-Cadena SER

Actualizado 16 febrero, 2021