Sofía tiene 15 años. Como muchos chicos de su edad, una vez terminado el curso escolar tenía la oportunidad de salir con sus amigos, ir a la playa o hacer muchas de esas actividades que no puede hacer durante el año. Sin embargo, ella ha decidido pasar unos días diferentes, junto a otros jóvenes de su edad, en el Campamento de Voluntariado de Cáritas Joven en La Laguna. Para Sofía es su primer contacto con el voluntariado y con la entidad eclesial, a la que ha llegado a través de su madre, que lleva años vinculada a una parroquia. “Me parece una experiencia increíble, y lo que hace Cáritas por las personas”, explica la joven, quien asegura que cuando termine el campamento le gustaría continuar haciendo voluntariado. “Creo que es una realidad que todos deberíamos ver, porque cuando lo vives de cerca cambia tu opinión sobre el trabajo que hace Cáritas”, recalca.
Una opinión que suscribe Manuel, de 14 años. Vinculado al grupo de jóvenes de la parroquia de Nuestra Señor del Pilar, en Santa Cruz de Tenerife, señala que cuando se enteró del campamento no lo dudó. “La experiencia es muy bonita, hay muchas actividades, y todos nos sentimos muy bien ayudando a personas que lo necesitan”. “Animo a otros chicos y chicas a hacer voluntariado, porque es algo muy bonito. Y yo, lo poco que pueda hacer por los demás en el tiempo que tenga libre, lo haré”, subraya.
Vínculo parroquial
Por su parte, Gabriel, de 14 años, lleva años en el grupo joven de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán de Santa Cruz de Tenerife. “Me bautizaron allí y también hice la comunión, y siempre he estado vinculado a la catequesis”. “Me enteré por mi madre del campamento, y me llamó la atención conocer el trabajo que hace Cáritas”, explica Gabriel, que estos días ha tenido la oportunidad de visitar, entre otras, la tienda solidaria de Cáritas Diocesana de Tenerife en La Cuesta, el proyecto del huerto ocupacional “Semillas de Algazara” y el centro de estancia diurna para personas mayores, proyecto “Las Nieves”. De su experiencia, además de ayudar a recoger fresas del huerto o jugar al bingo con las personas mayores del centro, se queda con el grupo de amigos y amigas que ha conocido y la inquietud de “continuar con el voluntariado”.
Una idea que comparte con él Jeremi, de 17 años, otro de los 16 jóvenes de la provincia que, acompañados por cinco monitores y monitoras que también son voluntarios de Cáritas Joven, han apostado por vivir parte de su verano de una forma diferente, acercándose a la realidad de los últimos y no atendidos que acompaña la institución en la provincia.
Salir de la rutina
“Mi abuela es voluntaria en Cáritas, y fue ella la que me animó a venir al campamento”, expone Jeremi, quien reconoce que le está gustando mucho la experiencia; “hacemos muchas actividades y estamos conociendo gente y el trabajo de Cáritas”. “Es una realidad cercana, pero que a veces no se ve”, incide el joven, que sin duda recomendaría el campamento a otros chicos y chicas de su edad. “Aprendes muchas cosas nuevas y motivantes, y también sales de tus rutinas”, concluye.
Actualizado 27 julio, 2023