Queridos amigos y amigas:
Poco a poco entramos en los primeros días de un nuevo y muy esperado año, con deseos de renovarnos y de dejar atrás todo lo sufrido. Este es un buen punto de partida para afrontar el futuro, pero no nos quedemos solo en propósitos. Es el momento de trabajar y poner en marcha todos esos buenos sentimientos y afrontar la realidad que nos presenta el año 2021, mezcla de esperanza e incertidumbre.
Los retos que se nos presentan este año siguen poniendo en el centro de nuestro trabajo la atención y la escucha de las personas que sufren una grave emergencia social. Tantas familias que acuden a nuestras Cáritas Parroquiales en busca de una ayuda y un acompañamiento, tantas personas que no tienen un hogar o que viven los graves problemas de perder su actual vivienda o el empleo, o nuestros mayores, acompañados en sus domicilios o en los centros de día que gestionamos. Todos ellos van a requerir nuestro desvelo y cariño y la ayuda de tantas personas o instituciones que nos facilitan los recursos para poder llegar a cubrir esas necesidades o demandas de ayuda.
Pido al Señor por todos ellos; por los participantes de nuestros proyectos, los voluntarios y voluntarias, el personal contratado, los socios y socias y los donantes, y por todos los que nos sostienen con la oración. Para todos ánimo, salud y fortaleza, porque el reto es lo suficientemente importante como para dejarnos la vida y el corazón en ello. Este nuevo año, llega bajo la especialísima protección de San José en el 150 aniversario de su proclamación como patrono de la Iglesia Universal. Quisiera destacar de la Carta Apostólica “PATRIS CORDE” del Papa Francisco algunas palabras que puedan ayudarnos a la reflexión en nuestra Cáritas en este momento presente:
Nuestra misión de Cuidar como San José: “Cada persona necesitada, cada pobre, cada persona que sufre, cada moribundo, cada extranjero, cada prisionero, cada enfermo son el Niño que José sigue custodiando”. Una poderosa motivación para trabajar sin descanso para dar visibilidad y un lugar en el mundo a los últimos. Además, su estilo discreto y su disponibilidad puede ser un modelo para nosotros, al afrontar nuevas necesidades y nuevos aprendizajes, siendo capaces de transformar los problemas en oportunidades.
En Cáritas Diocesana de Tenerife queremos seguir tendiendo la mano y profundizando en nuestra misión aún en medio de contrariedades, asentados en la fe y la esperanza.
Y a ti, que has tenido el interés de leer estas palabras, te invito a que tengas un momento de reflexión y serenidad y te preguntes desde tu realidad concreta: ¿cómo puedo yo participar en esta misión de ayudar a los que hoy sufren tan cerca de mí y me necesitan?
Unidos en el servicio y la oración.
Actualizado 18 enero, 2021