Con ocasión de la celebración mañana 18 de diciembre del Día Internacional del Migrante, Cáritas llama la atención sobre la urgencia de garantizar en España y el conjunto de la Unión Europea una gestión de las fronteras respetuosa con los derechos humanos. Es necesario, para ello, que los poderes públicos lideren el cumplimiento de las condiciones fijadas por el Tribunal Constitucional a fin de evitar rechazos en frontera que no identifiquen de forma individualizada a las personas, que no se puedan someter al pleno control judicial y que no cumplan lo estipulado por nuestras obligaciones internacionales.
Actualmente existe la oportunidad de incorporar esas garantías en el marco de la tramitación de la reforma de la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, donde es posible lograr ese objetivo a través de la modificando de la Disposición final primera por la que se introduce la Disposición Adicional Décima en la Ley Orgánica de Extranjería (LOEX).
La realidad que afecta actualmente a los procesos de movilidad humana en nuestro país, en el conjunto de Europa y en el resto del mundo nos hablan sin cesar de un blindaje cada vez más férreo frente a aquellas personas que llegan a nuestras puertas, a las que nos les preguntamos siquiera cómo se llaman, de dónde vienen, qué los trae a nuestra tierra.
La globalización de la indiferencia
En esa jornada, cabe recordar el gesto profético con el que el Papa Francisco marcó el inicio de su pontificado, cuya primera visita fue a la isla de Lampedusa, punto cero de la tragedia de las migraciones que tiene como escenario las aguas del Mediterráneo. En ese viaje, el santo Padre lanzaba una de los mensajes que ha reiterado con mayor énfasis desde entonces y que volvía a repetir apenas hace unas semanas en su reciente visita a Grecia y Chipre: la globalización de la indiferencia.
Es esta indiferencia de las sociedades del bienestar y de las Administraciones de los países del Norte la que está construyendo nuevas vallas y nuevas fronteras cada vez más inhumanas para quienes abandonan sus hogares empujados por la violencia, el hambre o la miseria. Lesbos, Bielorrusia, Calais, pero también Ceuta, Melilla o Canarias son los escenarios donde siguen fracasando las ansias de libertad, justicia y dignidad de millones de esos seres humanos a los que Francisco denomina descartados y cuyo destino, en muchos casos, son yacer en tumbas anónimas en los cementerios del Norte o en el fondo de las aguas del Mediterráneo y el Atlántico.
El drama de las personas en situación de movilidad, expuestos a las mafias de la trata de personas y a la indiferencia de los Gobiernos, se extiende en todas las regiones del mundo donde la red Cáritas acompaña, desde sus países de origen y durante todo el tránsito migratorio, a estas personas en demanda de dignidad y derechos: desde Bangladesh, con los refugiados rohingya, y Siria, hasta las víctimas de la emergencia climática en el Sahel, de la violencia armada en Mozambique, Etiopía y la República Democrática del Congo, o los millones de refugiados venezolanos y centroamericanos en América latina. Cáritas quiere poner en esta jornada internacional el foco sobre el nombre y el rostro de todos ellos, que los rescate de nuestra indiferencia y los reivindique como hermanos nuestros, objeto de nuestra solidaridad y sujetos de derechos y de una protección internacional que sigue negándoseles.
Declaración de Cáritas Europa
En una declaración con motivo del Día Internacional del Migrante encabezada por el lema “Abraza la solidaridad, no los muros y la violencia”, Cáritas Europa reclama a los responsables políticos que faciliten la movilidad humana en lugar de tratar a los migrantes como una amenaza o un arma. En la nota se recuerda que las personas en situación de movilidad son seres humanos, que cruzan fronteras por diferentes motivos, desde buscar protección a trabajar, estudiar o reunirse con familiares, entre otros. Por ello, deben ser tratados con dignidad en lugar de desprecio, para lo cual se necesitan vías regulares y seguras hacia Europa, en lugar de levantar muros cada vez más altos y recurrir a la violencia.
“Los migrantes y quienes defienden sus derechos –señala la declaración de Cáritas Europa— se enfrentan a un momento particularmente desafiante en la UE, donde las políticas de pánico y rechazo son las que dominan y, con demasiada frecuencia, matan. Naufragios fatales en el Canal de la Mancha y el Mar Mediterráneo, personas utilizadas como peones en la frontera con Bielorrusia y abandonadas al borde la muerte en bosques helados a las puertas de Europa, innumerables devoluciones y devoluciones en Grecia y a lo largo de la ruta de los Balcanes, son solo algunos ejemplos”.
En este contexto, Cáritas Europa insta a los líderes europeos a resistir los intentos de diluir la Convención sobre los Refugiados, de legalizar los rechazos e, incluso, de introducir derogaciones a la legislación de la UE, una medida propuesta recientemente por la Comisión Europea con relación a Polonia, Lituania y Letonia.
La declaración se hace también eco del mensaje del Papa Francisco durante su visita a Lesbos el pasado 5 de diciembre, en el que expresaba su angustia al “escuchar propuestas de que los fondos comunitarios se utilicen para construir muros y alambre de púas como una solución. […] Sin embargo, no se resuelven los problemas y se mejora la convivencia construyendo muros más altos, sino uniendo fuerzas para cuidar de los demás según las posibilidades concretas de cada uno y en el respeto de la ley, primando siempre el valor inalienable de la vida de todos. ser humano». En este sentido, la secretaria general de Cáritas Europa, María Nyman, urge a superar el miedo y, en cambio, abrazar la movilidad humana como un fenómeno natural que debe facilitarse de manera organizada. “Hacemos un llamamiento a un cambio drástico de las políticas migratorias: en lugar de financiar muros costosos y militarizar nuestras fronteras para detener los movimientos de personas, invirtamos en vías seguras y regulares, centros de recepción decentes y sociedades más acogedoras que faciliten la inclusión social para el bien común”, afirma Nyman.
La nota de Cáritas Europa finaliza con una reivindicación de “los aportes positivos que la migración hace a nuestras sociedades y un homenaje a las innumerables personas que ayudan a los migrantes de una forma u otra, eligiendo el encuentro y la compasión por encima del miedo, con objeto de fomentar las sociedades solidarias y acogedoras, en lugar de avivar el odio y la división”.
Actualizado 17 diciembre, 2021