“Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata” (Evangelii Gaudium, 53 y 54). Así de tajante se muestra el Papa Francisco al cuestionar el modelo económico actual, que genera injusticia, desigualdad y pobreza a gran parte de las personas que habitan nuestro planeta y se muestra irrespetuoso con su propia sostenibilidad. Por eso, desde Cáritas venimos apostando desde hace tiempo por la construcción de un modelo económico diferente y alternativo al sistema vigente, la Economía Solidaria. Se trata, en términos generales, de “promover el desarrollo integral de las personas y los pueblos, especialmente de los más vulnerables y excluidos”.
En esta línea, Cáritas Diocesana de Tenerife, en consonancia con el trabajo que a nivel confederal se viene realizando para dignificar a la persona y situarla en el centro de nuestras acciones, está trabajando para reconvertir sus antiguos roperos en tiendas solidarias de ropa y otros artículos de segunda mano. Un proceso no exento de dificultades, que culminó recientemente el Arciprestazgo de La Cuesta y en el que también se encuentran inmersos actualmente los de La Laguna, Icod de los Vinos y Santa Cruz de La Palma, entre otros. El objetivo: dignificar la forma en que reciben ropa aquellas personas en situación de mayor vulnerabilidad. Para lograrlo, buscamos introducir nuevos patrones de consumo (responsable y solidario) y proteger el medio ambiente.
Con estas tiendas solidarias, de igual modo, también pretendemos alcanzar la igualdad de todos/as y para todos/as, generando espacios de encuentro, en los que además se informa y sensibiliza a las personas que acuden a donar sobre la importancia del reciclaje como estrategia fundamental de protección al medio ambiente. Ya son varios los Arciprestazgos que se han animado a implicarse en esta tarea, que pretende ser el punto final del proceso de reciclaje a que se somete la ropa, el calzado, los juguetes, enseres (complementos) y menaje del hogar de segunda mano donado a nuestra institución, que es tratado y clasificado por un grupo de voluntarios y voluntarias que son el verdadero motor de la iniciativa.
Empleabilidad
La fórmula es sencilla: la ropa donada se entrega gratuitamente a través de vales a las familias con mayores necesidades, o bien se comercializa con un precio simbólico, generando recursos propios que a su vez van destinados íntegramente para apoyar y sostener el proyecto. Este, en el caso de La Cuesta, favorece igualmente espacios de encuentro entre las personas participantes a través del desarrollo de diferentes talleres prelaborales en torno a la confección textil, que les ayudan a mejorar su empleabilidad mediante la adquisición de competencias básicas, transversales y profesionalizantes.
En definitiva, con esta reconversión y los proyectos de tienda solidaria, abogamos por la necesidad de un cambio de valores en la economía, de tal modo que la competencia, el individualismo y la maximización del beneficio den paso a la colaboración, a la búsqueda del bien común y a la redistribución de la riqueza. “El gran desafío que tenemos, planteado por las dificultades del desarrollo en este tiempo de globalización y agravado por la crisis económico-financiera actual, es mostrar, tanto en el orden de las ideas como de los comportamientos, que no sólo no se pueden olvidar o debilitar los principios tradicionales de la ética social, como la transparencia, la honestidad y la responsabilidad, sino que en las relaciones mercantiles el principio de gratuidad y la lógica del don, como expresiones de fraternidad, pueden y deben tener espacio en la actividad económica ordinaria (Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 36)”.
Actualizado 30 abril, 2019