En un entorno laboral dominado por los elevados índices de desempleo y temporalidad, los datos del Informe de Economía Solidaria 2018 de Cáritas ponen de manifiesto, un año más, que es posible desarrollar estrategias de éxito con las personas en situación más vulnerables para que puedan regresar al mercado de trabajo, conseguir un empleo y reconstruir su autonomía personal. Este es el caso de los 13.545 participantes en el programa de empleo de Cáritas que lograron acceder a un puesto de trabajo digno en 2018. Esta cifra supone más del 18% de las 72.169 personas que participaron en el último año en los programas de empleo que la Confederación Cáritas desarrolla en toda España.
El informe, que se publica bajo el título “Economía y Personas. Con valores, hay derechos”, ha sido presentado esta mañana en Madrid, en la sede de Cáritas Española, de la mano de Natalia Peiro, secretaria general de la institución; Francisco Lorenzo, director de Área de Acción Social; y Marieta Elisabeth Guerrero, participante del programa de empleo de Cáritas Madrid.
Datos más destacados
Dividido en cuatro apartados -empleo inclusivo, economía social, finanzas éticas y comercio justo-, el Informe detalla toda la actividad desarrollada por los programas de empleo de Cáritas en 2018, “con el objetivo prioritario -en palabras de Lorenzo- de que todas las personas acompañadas puedan ejercer su derecho a un empleo digno en igualdad de oportunidades”. Esta apuesta de Cáritas muestra resultados tangibles como estos:
– Se llevaron a cabo 939 acciones formativas, en las que participaron 14.627 personas.
– 24.823 personas fueron atendidas por los servicios de intermediación laboral.
– 399 personas participaron en acciones de autoempleo.
– Se impulsaron 67 iniciativas de economía social (diez más que en 2017), que suponen 1.538 puestos de trabajo, de los cuales 773 son empleos de inserción por los que han pasado 1.315 personas.
– Cáritas cuenta con 31 tiendas de comercio justo y 78 puntos de venta en todo el país.
En términos económicos, la labor llevada a cabo por Cáritas en el ámbito del empleo y la economía social supone un volumen total de actividad económica cercano a los 74 millones de euros. Y detrás de todas estas actividades, están 1.161 trabajadores contratados y 3.170 voluntarios.
Apuesta por el empleo digno
Este Informe (ver video) se presenta en pleno escenario post y pre-electoral, donde, como señaló Natalia Peiro, “la apuesta el empleo digno y de calidad por parte de todos los poderes públicos es, para Cáritas, una de las claves de la lucha contra la precariedad que afecta a muchas personas”. “Esta acción de Cáritas a favor de la inserción social a través del empleo digno –añadió Natalia Peiro- se enmarca en la línea estratégica por el modelo de economía social, inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia, en la instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal Iglesia, servidora de los pobres y en la acción coordinada por todas las entidades de Iglesia involucradas en la pastoral obrera dentro de la Iniciativa Iglesia por el trabajo Decente”.
A este respecto, Francisco Lorenzo aseguró que “somos conscientes de que las dinámicas que incrementan la desigualdad no generan riqueza, sino que es cada persona con sus decisiones cotidianas a la hora de consumir, quienes lo hacemos”.
Para dar testimonio personal de cuál es la experiencia de empoderamiento y autonomía personal a través del acceso al empleo normalizado y digno, en la ruedas de prensa ha intervenido Marieta Elisabeth Guerrero, quien, tras realizar un curso de capacitación laboral en el Centro de Formación San Felipe Neri de “Limpieza de Salas Blancas”, consiguió acceder a un empleo de limpieza en un gimnasio a través de la Agencia de Colocación de Cáritas Madrid.
La relación entre el empleo y la exclusión social
Junto a los datos del Informe “Economía y Personas”, en la rueda de prensa se aportó el diagnóstico sobre la realidad del mercado laboral en España que ha elaborado el Comité Técnico de la Fundación FOESSA (vinculada a Cáritas) en el dossier “La vulneración del derecho a un trabajo decente: Empleo y exclusión social”.
Según los datos de ese dossier (elaborado a partir de la encuesta propia llevada a cabo el año pasado en 11.655 hogares de todas las comunidades autónomas y que servirá de base para el VIII Informe FOESSA que se presentará el próximo mes de junio), las mayores tasas de pobreza y exclusión se siguen concentrando en el colectivo de personas desempleadas, donde un 46% se encuentran en el espacio de la exclusión (el 25,9% en situación de exclusión severa) y el 17,2% en pobreza severa.
Comparando estas cifras con las del conjunto de la población, se observa que el hecho de no contar con un empleo multiplica por 2,5 el riesgo de caer en situaciones de exclusión y por 3 el de caer en pobreza severa.
Como explicó Francisco Lorenzo, “la ausencia de empleo no es la única característica que empuja a situaciones de exclusión y pobreza, ya que la vulnerabilidad se encuentra cada vez más entre aquellas personas y hogares que están trabajando, por lo que podríamos decir que contar con un empleo ha dejado de ser sinónimo de integración y bienestar”. Como se indica en el dossier, el 12,3% de la población que está trabajando se encuentra en situación de exclusión y el 2,1% en condiciones de pobreza severa.
La jornada parcial indeseada y la temporalidad son otros es uno de los grandes motores que arrastran a la población activa a este tipo de situaciones. Los hogares cuya sustentadora principal es una mujer que trabaja son más sensibles a las situaciones de exclusión, especialmente en los casos de exclusión severa (6,7%), ya que supera casi en un 70% a las tasas registradas entre los hogares cuyo sustentador principal es un hombre (4%)
Actualizado 8 mayo, 2019