Con motivo del Día Internacional de los Voluntarios que se celebra hoy 5 de diciembre, Cáritas ha difundido un manifiesto en el que hace un profundo reconocimiento del valor de los voluntarios que toman partido en la historia de la humanidad y se convierten en agentes de cambio para trabajar por el bien común y transformar la realidad de las personas empobrecidas.
Este es el texto del citado Manifiesto:
“Ustedes marcan el paso para que la Iglesia esté cada día en el mundo… Ustedes son las mismas manos de Jesús en el mundo. Su testimonio ayuda a cambiar el curso de la vida de muchas personas, de muchas familias y de muchas comunidades. Su testimonio les ayuda a cambiar el curso de su propio corazón”.
Papa Francisco (Del mensaje a la Asamblea General de Cáritas Internationalis, mayo 2015)
En el Día del Voluntariado, Cáritas quiere dar las gracias a tantas personas comprometidas que se dan a sí mismas para ayudar a los demás. Personas que ponen su granito de arena para mejorar el mundo en el que viven. Personas que no quedan indiferentes ante el sufrimiento de su prójimo y se movilizan, se implican, se ponen manos a la obra. En estos tiempos donde hay tantas situaciones injustas que provocan pobreza, exclusión y vulneración de Derechos, queremos reconocer la entrega de tantas personas que, desde su opción de voluntariado, están siendo luz de esperanza con su solidaridad, gratuidad, fraternidad y compromiso. Y es que para el voluntario de Cáritas, comprometerse, es un modo de ser, de relacionarse, de entender la vida y compartirla creando fraternidad. Para el voluntario de Cáritas, la solidaridad no es un sentimiento de vaga compasión o de superficial ternura hacia los males de tantas personas cercanas y lejanas, al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse en el bien común.
El voluntariado está llamado a seguir en el empeño de crear espacios de humanidad y de encuentro, donde las personas excluidas, empobrecidas, heridas, olvidadas… se sientan en familia, acogidos, escuchados, sientan que son importantes para alguien. Cáritas agradece y pone en valor el que los voluntarios tomen partido en la historia de la humanidad y se conviertan en agentes de cambio capaces de poner a la persona, en el centro de nuestra mirada, palabra y acción. Y como desde su compromiso toman postura ante la realidad de tantas personas empobrecidas. Si vivimos entregados a este compromiso de mejorar la vida de los que están caídos en nuestro entorno, estaremos contribuyendo a mejorar este mundo. Estaremos haciendo posible un “cielo nuevo y una tierra nueva donde habite la justicia” (2P 3, 13).
Llamamiento a la acción
Junto a este llamamiento, Cáritas se suma también al manifiesto difundido por la Plataforma del Voluntariado de España (PVE), de la que forma parte, en el que se invita a “sembrar la semilla del voluntariado en nuestra sociedad” y se destaca “el papel fundamental que puedes jugar los voluntarios como agentes de transmisión de valores desde la infancia, porque ese compromiso con la solidaridad como alternativa al egoísmo es uno de los contenidos más importantes que puede recibir el alumnado en cualquier aula de nuestro país”. Como recuerda la Plataforma, “en estos momentos hay alrededor de tres millones y medio de personas voluntarias en nuestro país, pero no son muchas, si se trata de atender todas las necesidades que nos rodean”. En ese sentido, para lograr que el voluntariado sea una actividad realmente al alcance de la gente y una tarea que se pueda elegir a lo largo la vida, es necesario, como recuerda el manifiesto de la PVE, hacerla “mucho más notoria y accesible a la ciudadanía”.
Los 85.000 voluntarios de Cáritas son, junto a los 4.800 trabajadores remunerados y una legión de socios y colaboradores privados, el motor de la opción de toda la Confederación por la dignidad y los derechos de las personas excluidas. Son ellos los que están en primera línea a la hora de acoger, escuchar y acompañar a las personas que participan en cada uno de los proyectos de lucha contra la pobreza y la desigualdad, haciendo que ellas mismas sean las protagonistas de sus procesos de recuperación de derechos y de su dignidad. María Ángeles García-Moreno, voluntaria del centro de personas sin hogar Casa de Abraham de Cáritas Ciudad Real, asegura que “ser voluntaria en Cáritas es un proceso de aprendizaje, de compromiso, de satisfacción personal por un trabajo útil; trabajo que, como recompensa, te llena de bienestar del tiempo entregado. La entrega del tiempo para los demás es algo que desde Cáritas te llena más si cabe por el compromiso cristiano en la igualdad del ser humano”.
La opción evangélica por los pobres es otra de las dimensiones específicas que inspira el voluntariado de Cáritas. Así lo explica Almudena García, voluntaria del programa de mayores de Cáritas Diocesana de Cuenca: “Soy voluntaria de Cáritas porque soy católica y me interpela el Evangelio: la misericordia es una bienaventuranza y estará presente en el juicio final (Mt. 25, 34-36). Porque había oído a otros voluntarios que se recibe más que se da y yo lo había experimentado en ocasiones. Porque he podido comprobar que muchos mayores expresan nuestra visita con ilusión. Muchos mayores me enseñan los valores auténticos de la vida: la alegría aun en la dependencia. Son muchos los que tienen la sonrisa permanente y aceptan con paz sus enormes limitaciones. La gratitud, la paciencia, el buen humor y la capacidad de pensar en los demás”.
Actualizado 5 diciembre, 2017