Loly Pérez, un ejemplo de compromiso y profesionalidad a lo largo de sus 27 años en Cáritas Diocesana de Tenerife

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Carmen Dolores Pérez Lloreda es historia viva de Cáritas Diocesana de Tenerife. No en vano, fue la primera mujer en el Departamento de Administración de la entidad, y a lo largo de sus 27 años en la Casa ha demostrado su enorme compromiso y profesionalidad.

Comenzó en la institución en el año 1995, en los proyectos del antiguo Instituto Canario de Formación y Empleo (ICFEM), en el centro para familias monomarentales “Atacaite”, donde se daban cursos de “Arte Floral”, “Costura” “Estética” para las mujeres que se acompañaban en el recurso. “Recuerdo que en esos años a veces no teníamos medios para llenar las solicitudes y teníamos que bajar a las oficinas del ICFEM a cumplimentar los formularios”, expone Loly, quien reconoce que su trayectoria profesional ha supuesto un “enriquecimiento muy gratificante a nivel personal”, así como un “constante aprendizaje” en su labor profesional.

Enriquecimiento personal

“En esos dos años y medio que estuve en el proyecto, junto con el gran equipo que formaban Atacaite, me enriquecí mucho gracias a las experiencias allí vividas. Aunque fueron años maravillosos y de crecimiento, tanto profesional como personal, he de confesar que en ocasiones sentí gran incertidumbre y pena por las mujeres que estaban allí”, subraya Loly, quien explica que “la casa acogía sobre todo a mujeres maltratadas, y todas las trabajadoras estábamos muy implicadas con ellas; yo misma no hacía solo mis tareas administrativas, sino que también ejercía papeles de educadora, cocinera, e incluso en ocasiones acompañaba a las chicas al médico”.

Poco antes del año 2000, la exdirectora Carmen Luisa González le propuso que bajara dos días a la semana a los Servicios Generales y los otros restantes que siguiera en Atacaite. “Fueron varios meses así, hasta que me quedé llevando las subvenciones de los recursos y ayudando en distintas tareas administrativas. Mi objetivo era ayudar en todo lo que pudiera para conseguir los objetivos que se proponía la Casa”, denota.

El legado de Carmen Luisa

Durante sus casi tres décadas en Cáritas Diocesana de Tenerife, Loly Pérez ha vivido “cuatro transiciones” y varios equipos directivos. De todos ellos destaca la labor de Carmen Luisa y el legado que dejó. “Honestamente, su gran labor profesional dejó una huella imborrable en mí”, afirma. “Conseguía todo lo que se proponía, aunque es cierto que el ritmo de trabajo era muy arduo, y se trabajaba de hoy para ayer. Como se dice comúnmente, sabía dar una de cal y otra de arena”, recalca Loly, quien recuerda un día en el que la entidad necesitaba un coche para uno de los proyectos. Esa misma mañana, Carmen Luisa me pidió que solicitara ese transporte, y a los pocos días el proyecto ya contaba con el vehículo”.

Para Loly, no obstante, cada director y todas las personas que forman el equipo humano de Cáritas, llevan a cabo “una labor muy profesional y encomiable”, con el fin de ayudar a las personas más vulnerables de nuestra sociedad. “Cada directiva ha llevado unas pautas distintas, con sus particularidades. La verdad es que han sido diversos los cambios, que han supuesto para mí tener que adaptarme a distintas maneras de trabajar. Pero, como me gusta mucho mi trabajo, me he adaptado sin problema, porque comparto el objetivo de la entidad de ayudar a los demás”, reitera.

Momentos difíciles

A lo largo de todos estos años, ha habido momentos buenos y otros muy difíciles, sobre todo aquellos en los que el Gobierno de Canarias redujo ostensiblemente las partidas presupuestarias para los proyectos, lo que provocó el cierre de algunos de los centros. “Después de alquna que otra reunión todos los trabajadores decidimos poner nuestro granito de arena para que la situación fuera un poco menos dramática”, denota Loly.

En la actualidad, y en lo que respecta a su trabajo en el Departamento de Administración, destaca el paso del papel a lo digital. En este sentido, gracias a su antigüedad, su conocimiento y contactos con los técnicos/as, ha podido solventar las dificultades que se le han ido planteando. De hecho, es encomiable su capacidad de adaptación, y también el hecho de haber sido un referente en cuanto al papel de la mujer en la institución.

Por último, Loly quiere expresar su agradecimiento a todos aquellos que han aportado su trabajo y esfuerzo a ese “crecimiento personal y profesional” que ha logrado gracias a la oportunidad que le brindó la “Casa” que ahora celebra sus 70 años de vida.

 

Actualizado 24 mayo, 2022