La secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro, aseguró el pasado sábado, durante su Pregón de la Semana Santa de Barbastro (Huesca), que “la intensidad y el detalle con que los evangelistas abordan el relato de la Pasión de Jesús de Nazaret es, probablemente, uno de los pasajes del Nuevo Testamento donde se expresa con mayor evidencia la dimensión humana del Hijo de Dios”. “Para Cáritas, para los miles de voluntarios y agentes que cada día dan testimonio, como servicio organizado de la caridad, de la opción de la Iglesia y de las comunidades parroquiales por los más pobres, este momento de la crónica evangélica es especialmente iluminador. Porque –indicó— se trata de unos pasajes donde el Salvador nos comunica su humanidad inapelable”.
La intervención de Natalia Peiró tuvo lugar en un solmene acto celebrado en la catedral barbatrense bajo la presidencia del obispo de la diócesis, monseñor Ángel Pérez, al que asistieron la presidenta de la Junta Coordinadora de Cofradías, Silvia Peropadre, la teniente de alcalde Sonia Lasierra, y los presidentes y hermanos mayores de las cofradías penitenciales.
Doliente, desvalido y solo
En su pregón, la secretaria general de Cáritas se refirió a las últimas palabras de Cristo en la cruz, a su exclamación del “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” como al relato de un “ser humano doliente y desvalido donde se nos ofrece una visión sin precedentes de la humanización de la figura de Jesús”. “Exhausto su cuerpo en el madero, al borde del desfallecimiento, Jesús expresa su radical humanidad al lanzar al Padre la pregunta, que resuena casi como un reproche sobre el Gólgota”. “Este –señaló Peiro— es el grito el grito de un hombre solo, que se rebela contra un destino que es de muerte humana y contra el cumplimiento de la voluntad del Padre. Ante la escena del Calvario, toda la vida pública de Jesús cobra sentido como un proyecto programático de salvación de un Redentor encarnado, que a lo largo de su recorrido va aportando testimonios sobre su incuestionable naturaleza divina y su propuesta de radicalidad de vida inspirada en el amor, pero que deja para el final la narración desconcertante de su humanidad”.
Circunstancias de injusticia
En su pregón, subrayó cómo “la narración de la Pasión de Cristo es una crónica, casi periodística, de una muerte anunciada, una descripción del desaliento, de las dudas, de una naturaleza vencida por el dolor y el abandono, de alguien abocado a unas circunstancias de injusticia y de incomprensión, que es, también, la misma historia de derrota que encontramos en muchas de las personas a las que acompañamos y escuchamos en nuestros proyectos de acogida”. “El Jesús que exclama ‘¿por qué me has abandonado?’ muestra –explicó Natalia Peiro— el mismo rostro doliente de los descartados y de los excluidos a los que, como Iglesia samaritana, acogemos, sanamos y restauramos para que recuperen su dignidad plena como hijos de Dios”.
Un relato de máxima vigencia
Aunque han pasado dos mil años de la Pasión de Jesús, para la secretaria general “la narración evangélica sigue reproduciéndose con todo su patetismo”. Y es que “en Cáritas somos testigos de las ‘pasiones’ que a día de hoy llevan al borde de la aniquilación y la desesperación a millones de hermanos nuestros, en nuestras calles y barrios, en las sociedades del consumo y el pretendido bienestar. Y también en todas las regiones y países del Sur, donde la violación de la dignidad humana a la que es sometido Jesús en el Calvario se reproduce en la quiebra contemporánea de los derechos humanos que conllevan situaciones como las guerras, la trata de personas, la violencia contra las mujeres, la explotación laboral, el desigual reparto de la riqueza o la movilidad humana”.
Tras la Pasión, la Resurrección supone una victoria sobre el callejón sin salida de la muerte. “Es –apuntó— un mensaje que, además de constatar la vocación de trascendencia de nuestro espíritu, nos indica que hay salida también a las circunstancias de desvalimiento y de abandono provocadas por la condición humana y las injusticias”. En su intervención subrayó que “la Resurrección culmina el ciclo de la Pasión y da profundidad de campo a la misión samaritana de la caridad, la dota de una vocación transformadora que no se detiene en la escucha y la acogida, y que se ve impulsada a denunciar y a anunciar”. Por ello, “urge a poner en práctica una caridad que, además de remediar el desvalimiento del descartado, va a las raíces de la precariedad y se compromete en la transformación de las causas y las estructuras que deshumanizan”.
No ser meros espectadores
Para Natalia Peiro, “la respuesta de una opción integral por los pobres, para ser auténticamente evangélica, no puede basarse en una visión fragmentaria del Nuevo Testamento; necesita de una misión entendida en un sentido amplio, verdaderamente fraterno y transformador. La respuesta al desaliento del excluido y a su desesperación requiere entrelazar la acogida con la liberación, la escucha con la promoción y la protección con el compromiso en el cambio social”. “Ante el grito de abandono de Jesús –concluyó su pregón la secretaria general de Cáritas— no podemos ser meros espectadores. Como seguidores del Evangelio, se nos reclama bastante más que ver, oír y callar. “Siguiendo el ejemplo de Jesús en el Cenáculo, se nos emplaza a actuar, a remangarnos, a ceñirnos el manto y a servir al prójimo. Estamos llamados a renovar en nosotros mismos y en nuestras comunidades el compromiso con todos los desheredados, que piden con urgencia razones para la esperanza sobre las que anclar su dignidad y sus derechos”, añadió.
Actualizado 27 marzo, 2018