Aurelio Feliciano Sosa, toda una vida de entrega y servicio a la acción sociocaritativa de la Iglesia

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Tras más de medio siglo como sacerdote y de entrega y compromiso por los más vulnerables, Aurelio Feliciano Sosa encarna el espíritu y la vocación de servicio de Cáritas Diocesana de Tenerife, a la que todavía hoy sigue dedicando parte de su tiempo.

Palmero de nacimiento, ya en sus comienzos como cura en los años 70 y 80 impulsó las Cáritas parroquiales tanto de su isla como de algunas zonas de La Laguna y Santa Cruz. Posteriormente, en el año 2000, fue destinado como párroco de Breña Alta y Vicario Episcopal para La Palma por el obispo Felipe Fernández, potenciando Cáritas y con gran preocupación por el acervo histórico, artístico, cultural y patrimonial de la Iglesia palmera. Regresó a Tenerife en 2005, cuando empezó a desempeñar el cargo de subdelegado de la entidad. Un año más tarde, su trabajo en distintos proyectos sociales y comunitarios hizo que fuera nombrado delegado episcopal, acompañado siempre como subdelegado por su amigo Rufino Pérez de Leceta.

Su gran maestra, la «gente sencilla»

“Usando una expresión gráfica, mi servicio en Cáritas se puede describir como el de un enano a hombros de gigantes”, explica Aurelio, quien reconoce que su gran maestra fue “la gente sencilla, los participantes”. “Las personas voluntarias y las contratadas me estimularon a entregarme más y más, para que nuestra Iglesia Nivariense fuera transparencia y sacramento de Jesús, último y servidor de todos”.

En este sentido, Aurelio Feliciano agradece “la confianza y el apoyo de mi obispo y compañeros presbíteros, el testimonio y el camino abierto por mis predecesores como delegados y la entrega y colaboración de los equipos directivos”, con los que compartió muchos años de trabajo en los que le tocó “servir a la Iglesia en ese campo de la acción sociocaritativa”.

Vocación de servicio

“Nuestra preocupación constante fue la formación y el acompañamiento de los agentes; la promoción de  las Cáritas parroquiales; el aumentar el número de animadores/as arciprestales; la transparencia e información sobre los recursos económicos; la formación de los seminaristas en la dimensión sociocaritativa de la Iglesia; la sensibilización de los párrocos; la dignificación del servicio de acogida de las Cáritas; el compromiso por el cuidado de la Casa Común; la atención a las personas migrantes; la potenciación de los diversos proyectos, la cooperación internacional y la presencia de la entidad en los medios y redes sociales”, recalca el que fuera delegado de la institución diocesana, que a pesar de sus problemas de salud continúa colaborando con la Casa con un proyecto de “presentación del Mensaje de Jesús de Nazaret a las personas participantes de Cáritas”.

“Era una asignatura pendiente que está ya dando sus primeros pasos con abundantes frutos. Este plan nace de nuestra preocupación por el anuncio del Evangelio a quienes se acercan a nosotros”, señala Aurelio, quien deja claro que “la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual” (EG  200). “De ahí esta propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe” (ibídem)”, resume el sacerdote palmero, quien concluye felicitando “a cuantas personas se han desvivido para dar vida”. “Estoy seguro que tanto amor y tanta entrega seguirá dando mucho fruto para bien de nuestra sociedad, y para que nuestra Iglesia que peregrina en El Hierro, La Gomera, La Palma y Tenerife continúe siendo la ayuda y la caricia de Dios a tantas personas tiradas y heridas en el camino de la vida, como lo ha sido en estos 70 últimos años”.

Actualizado 4 mayo, 2022